Acabo de leer "La Factura del Refrigerador" y no puedo menos que comprender lo escrito por el autor; es lamentable el grado de burocracia y formalismo fiscal al que hemos llegado; sin embargo, pienso que cabe esta reflexión:

Cuando el creador del artículo considera que los tribunales deben dictar sus fallos conforme a la verdad material, y no la formal o jurídica, entiendo perfectamente su punto de vista, su angustia y desesperación; lamentablemente, ningún tribunal fiscal del mundo que yo conozca dicta sus fallos conforme a la verdad real o material, a menos que tal verdad se encuentre acreditada en el expediente; lo normal es que dicte sus fallos conforme a las pruebas que constan en el expediente, esto es, la verdad formal. A ello obliga, entre otros, el artículo 237 del Código Fiscal de la Federación cuando establece que el tribunal debe dictar sus fallos conforme a "derecho" no conforme a la verdad material que cada una de las partes le esgrima y que, por definición, normalmente son contrarias o antagónicas. ¿A quién hacerle caso? A quién acredite su verdad! Si lamentablemente alguién no lo hace, perderá aun cuando en el fondo tenga la razón. Son las reglas del juego en los llamados países civilizados en los cuales se han instituído tribunales y juicios regulados por la ley. Ello es así porque los juzgadores no pueden saber lo que realmente pasó en todos y cada uno de los juicios que se someten a su consideración, pues no fueron partes o testigos. Ello es imposible...tienen que confiar en lo que cada parte les diga...y acredite.

Si los juzgadores resolvieran conforme al que creyeran que está diciendo la verdad (sin acreditarla), podrían cometer serios errores y perjudicar a inocentes. Ello es así por la naturaleza humana. Independientemente de que podrían abrirse las puertas para la arbitrariedad y la corrupción. En última instancia,los jueces que así actuaran podrían ser considerados parciales y por supuesto que su sentencia sería fácilmente impugnable ante instancias superiores.

Es obvio que en este comentario no me refiero a los casos en que la parte acredita suficientemente la verdad material y el juez, por incompetencia, por ignorancia o por corrupción no reconoce tal verdad. Casos que desgraciadamente existen y que debe ser combatidos con todo rigor.

Regreso al punto inicial, pienso que esa forma de regular los fallos por el orden jurídico mundial es el menos malo de los sistemas creados hasta ahora. En todo caso, debería simplificarse el sistema fiscal para que no existieran tantos requisitos y, por ende, fuera más fácil acreditar la verdad material y para que tal simplificación pudiera darse, tengo la impresión de que sería inevitable mejorar en dos cuestiones elementales:

El paradigma del funcionario fiscal y el paradigma del contribuyente:

El primero como un ejemplo de honestidad y eficiencia en el servicio público y el segundo, como un ejemplo de capacidad y responsabilidad, derivado todo ello de los principios que dimanan de los artículos 109 y 31, fracción IV, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, respectivamente.


Jorge A. Castañeda González

Leí en días pasados el artículo que comentas, me parecio bastante bueno, pero debo reconocer que el comentario que realizas es, en mi percepción, aún mejor que el artículo mismo.

Partiendo de la base que, efectivamente, el juzgador resuelve conforme a "derecho", me parece que el problema que se expone en el artículo es de gran relevancia: Ese "derecho" es inhibitorio para la productividad de las empresas.

Como bien lo comenta tanto jcastaneda, como el autor del artículo, me parece que ese derecho es exagerado en su regulación y que el mismo debe ser simplificado por el bien tanto de la productividad de las empresas, como para una más eficiente impartición de justicia.

Si aceptamos que el juzgador tiene basarse en las normas establecidas para resolver, entonces el problema son, precisamente, las normas establecidas.

No es posible que un gasto de la operación ordinaria de la empresa no sea deducible porque la factura no tiene el "Código Postal" de la persona que lo expide cuando, además, esto es una falta de la persona que expide el comprobante, y no puede ser imputable a quien recibe el comprobante. Este ejemplo lo pongo porque es real y existen tesis con las que se demuestra que este tipo de situaciones se dan y llegan hasta los tribunales.

Uno de los grandes problemas de las empresas en México es que no pueden dedicarse al 100% a su negocio, a producir, a generar empleos y riqueza, sino que gran parte de sus recursos deben destinarse al cumplimiento de requisitos que derivan de una falta de eficacia de la autoridad para fiscalizar, y que en vez de eficientizar esa tarea, prefiere "pasarle la carga" al contribuyente a través de una "maraña legislativa" de requisitos y formalidades.

Felicidades... muy buen tópico.

Chao!

MF