Largo pero muy bueno:

El fútbol mexicano, gran lavadero!

RICHI MIRELES

Las pérdidas económicas en el fútbol soccer mexicano son fabulosas. Semana tras semana, los equipos acumulan números rojos; sin que los directivos frunzan siquiera el ceño o se acongojen. Por el contrario, parece ser que entre mayor es la pérdida, mejor.

Para los empresarios normales, cuyo objetivo primordial es la ganancia, esta actitud no es difícil sino imposible de comprender.

La realidad del fútbol como negocio, no se podrá comprender bien; mientras se vea a los equipos como simples empresas. Son mucho más, y ofrecen a los patrocinadores la oportunidad de lograr una eficaz labor social en pro de la clase trabajadora; porque todos los equipos están subsidiados por grandes conglomerados o “grupos de poder”, como los llama el presidente de la Federación Mexicana de Fútbol (Femexfut), Alberto de la Torre.

Este esfuerzo lo premia el propio Gobierno, otorgando a los que promueven el “pan y circo”, como se decía antiguamente, estupendas prebendas fiscales. Esto en sí, representa una enorme ganancia.

Además, aunque el fútbol no sea el gran negocio en cuanto a venta directa; éste lo conservan las empresas operadoras de equipos, con la gran masa de aficionados. Ellos representan un gigantesco mercado potencial para infinidad de productos.

Esos grupos son fácilmente detectados. Lo difícil es identificar sus “intereses”, pues el común denominador es que todos están dispuestos a sostener a equipos cuyos sueldos de jugadores cuestan una millonada en dólares; y producen, a cambio, contados pesitos mexicanos.

“El 70 por ciento de nuestra nómina se va en sueldos”, reconoce el presidente del club de Fútbol América, Javier Pérez- Teuffer, aceptando que raras veces el equipo opera en números negros.

Pero no le preocupa mucho si hay o no pérdidas. Una vez terminada la contabilidad del club, el cual opera como Sociedad Anónima, ésta se envía a la empresa holding Televisa; la cual consolida toda su contabilidad y descuenta de sus impuestos todas las posibles pérdidas del equipo América.

De manera similar funcionan los otros dos equipos propiedad de Emilio Azcá- rraga Jean (de Televisa) el Necaxa, de Aguascalientes; y los Reales de San Luis.

Históricamente, el equipo Necaxa es, y por mucho, el mejor ejemplo de grandes pérdidas. Operó por más de 20 años en el Estadio Azteca con un promedio de asistencia de cinco mil aficionados por juego, dando al estadio la lúgubre apariencia de un gigante muerto. Sin embargo, en su nómina había jugadores con altos salarios, como Alex Aguinaga y Luis Roberto de Alves “Zaguiño”, entre muchos otros.

A Azcárraga Jean, quién es americanista de corazón, no se le ha ocurrido eliminar al Necaxa por mal negocio; lo sigue sosteniendo. Y, según reportes desde Aguascalientes, a donde se mudó a partir de esta temporada, la asistencia ha mejorado; pero aún se debe obsequiar la mitad del boletaje, para que los aficionados asistan.

“La ley provee un régimen para empresas que consolidan para efectos fiscales,” dice la directora del Sistema de Administración Tributaria (SAT), Nora Caballero.

De esta manera, las empresas que consolidan su contabilidad operan dentro de la ley y no al margen de ésta; como constantemente se hacer ver en la prensa deportiva.

Televisa es sólo una de las varias empresas que realizan esta práctica.

Otras son la Cervecería Modelo, la cual opera los equipos profesionales de fútbol Toluca y Santos, así como TV Azteca; en cuya contabilidad se incluyen las operaciones del equipo Morelia, y consolida con empresas como Elektra y Banco Azteca.

Atlante y Jaguares de Chiapas pertenecen al Grupo Pegaso, del “Güero” Alejandro Burillo Azcárraga, primo hermano de Azcárraga Jean, el cual también es propietario del pierde-dinero diario Ovaciones.

Existen, sin embargo, otros regímenes y motivos para tener un equipo de fútbol.

Por ejemplo, el equipo Tiburones Rojos de Veracruz pertenece, supuestamente, al empresario de la Plaza México, Rafael Herrerías. Los que conocen la trayectoria del doctorcito Herrerías como empresario taurino en la Plaza México a quien el torero El Gleason acusó de asesinar al matador Antonio Lomelí, saben que por años se ha estado fondeando con Miguel Alemán Velasco, y ahora administra el equipo.

La ganancia del Veracruz es de otra índole. El Veracruz es quizá el único equipo que representa intereses políticos, puesto que cuando el actual gobernador del estado, Alemán Velasco, era candidato; el equipo descendió por malos resultados a la División “A”. Al calor de la campaña, Alemán prometió a los votantes: “Regresaré al Veracruz a Primera División”. Ya gobernador, cumplió no por medios deportivos; sino comprando una franquicia. Ahora es asiduo asistente a los juegos en el Puerto.

De todos los equipos, los Tiburones muerden diferente.

Dentro de la Ley Federal del Trabajo, el fútbol está catalogado como “recreo” y, por lo tanto, empresas que inviertan en equipos tienen derecho a descontarlo de sus impuestos.

“Como tal, si una empresa tiene pérdidas; tiene derecho a amortizar una parte de esta pérdida, por así decirlo, o sea, a restarla como parte de la utilidad, mientras la pérdida sea de carácter recreativo”, dice Nora Caballero.

Al igual que los demás equipos, la empresa cementera Cooperativa Cruz Azul descuenta de sus impuestos las pérdidas ocasionadas por el club Deportivo Cruz Azul.

Pero la cementera tiene sensacionales ganancias “invisibles”, al sostener un equipo en la Primera División.

Sencillamente, la publicidad gratuita que le llega a la Cooperativa Cruz Azul costaría millones si tuviera que pagarla; pues al jugar promueven el nombre y el emblema del equipo, el cual es idéntico al aparecido en los sacos de cemento.

Cuando el equipo jugaba en el Estadio Azteca hubo un momento en que la administración del estadio aceptó la publicidad de Cementos Tolteca; dando a esta empresa, subsidiaria de Cemex, un trato como a un cliente publicitario más.

Sin embargo, el presidente de la cooperativa, Guillermo Álvarez, se dio por ofendido y de inmediato inició gestiones para construir un nuevo estadio, en la Ciudad Deportiva Magdalena Mixhuca. El proyecto se le echó abajo en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, porque los asambleístas lo consideraron como un negocio más de relaciones públicas de la Cooperativa Cruz Azul; y Álvarez debió conformarse con el vetusto Estadio Azul, donde el equipo cementero sigue jugando hasta la fecha.

Y, de hecho, dentro de los estatutos, la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) prohíbe terminantemente que un equipo lleve el nombre de una empresa. Pero astutamente, los dirigentes de la Cooperativa lograron en los años sesentas cambiar el nombre del pueblo donde está su planta cementera, Jasso, estado de Hidalgo, por el de Ciudad Sociedad Cooperativa Cruz Azul; en lo que fue un golpe maestro de relaciones públicas y de obtener publicidad gratuita.

Ciertamente, lo que cuesta la nómina del equipo es, probablemente, lo mismo que Cruz Azul deja de pagar en promoción.

Nora Caballero desconoce, sin embargo, “si en Cruz Azul están consolidando su contabilidad para efectos fiscales.”

Un caso diferente es el de los Pumas de la Universidad Nacional Autónoma de México.

El club de fútbol en sí es una asociación civil, autónoma de la rectoría de la UNAM en su administración. Sin embargo, opera dentro de las instalaciones universitarias y, aunque más modesto que otros equipos, los Pumas mantienen una nómina alta, encabezada por un supuesto “sueldazo” que gana el entrenador Hugo Sánchez Márquez.

Dice el presidente del patronato de Pumas, Arturo Elías Ayub, que aun así, tres o cuatro jugadores de otros equipos “valen toda mi nómina”; debido a que Pumas es una cantera de jóvenes futbolistas y procuran debutar piernas nuevas, en lugar de hacer grandes contrataciones.

Al igual que todos los presidentes de equipos de fútbol, prefirió no dar a conocer cifras del presupuesto. “No puedo darlo”.

Pero es una realidad que Pumas depende del patrocinio de grandes empresas como Banamex, Pepsi-Cola, Telcel, Lotto, fabricante de ropa deportiva; los autobuses Estrella Blanca y, en menor escala, Kellog’s, Gatorade y Cemex.

“Los patrocinios no son una obra de caridad; son un gasto deducible de la cuenta corriente”, dice Elías Ayub.

Actualmente Pumas sigue en números rojos, ya que cuando Elías Ayub tomó el equipo, hace casi dos años, tenía una deuda de 15 millones de dólares. Con una administración sana, ha sido reducida en dos terceras partes.

“Por eso no pagamos el ISR, porque estamos en deuda”.

Para una Asociación Civil, “si sus ganancias exceden un cinco por ciento de los gastos, entonces, aun como asociación civil, tendrían que tributar,” aclara Nora Caballero.

Lo que sí se hace en Pumas, son las retenciones sobre los sueldos de los jugadores.

Un punto interesante de Elías Ayub sobre los patrocinadores, es que éstos estudian muy de cerca los equipos que patrocinan; porque en el fútbol la pasión es muy grande y existen equipos “que mucha gente odia”. Un patrocinio a un equipo odiado puede terminar en pérdida de clientela para el patrocinador.

“A Pumas todo mundo lo quiere”, dice Elías Ayub, pero aclara que cuando el equipo anda mal en la tabla de posiciones, la afición se retira del estadio. Y el equipo pierde dinero.

El caso de las Chivas de Guadalajara ha llamado la atención últimamente, porque el club fue comprado por el dueño de la empresa de productos naturistas Omnilife, Jorge Vergara.

Vergara integró totalmente a las Chivas a su empresa, incluyendo la venta de productos Omnilife en el Estadio Jalisco e inclusive eliminando la venta de Coca-Cola; reemplazándola por un refresco de su propia embotelladora, Chiva-Cola.

Vergara hizo una gran inversión de 400 millones de dólares, al comprar los derechos de los 196 socios del club Deportivo Guadalajara. Necesariamente, su contabilidad está consolidada dentro de Omnilife, empresa de productos naturistas cuya mercadotecnia es ejemplar, e hizo de Vergara “Omni-Jorge”, como lo llaman, uno de los empresarios más exitosos de los últimos 10 años.

Una gran parte del ingreso de los equipos proviene de la publicidad y de empresas que sí tributan y producen al fisco impuestos indirectos, legalmente llamados “conexos”; aunque siempre descontando sus costos de publicidad, como es el caso típico de Coca-Cola México, que maneja la publicidad de los 16 franquiciatarios mexicanos de la transnacional.

Además, cada equipo tiene otras formas de mercadotecnia para allegarse fondos; porque, aunque gocen de exenciones fiscales enormes, las empresas subsidiarias desean que el equipo sea una “marca”, y opere como negocio normal que produce ganancias.

Es el caso de Monarcas de Morelia, equipo que en las últimas temporadas ha dejado de ser de media tabla para convertirse en competidor en finales. Desde que logró un campeonato; sus cifras, tanto de seguidores como de ingresos, se han duplicado.

Pérez-Teuffer, del América, explica que un equipo “con 30 millones de seguidores” tiene mucho margen para hacer mercadotecnia. Ha firmado contratos con empresas de ropa deportiva, como Nike, para hacer sus uniformes y vender marca exclusiva.

El enemigo común de todos los esfuerzos de mercadotecnia, sin embargo, es la piratería; la cual copia impunemente sus emblemas, reproduce la ropa de marca y comete todos los delitos que afectan a las finanzas de los equipos.

“El problema radica en que no sabemos cómo combatir a la piratería, es más, ni siquiera sabemos quiénes son”, dice Pérez-Teuffer.

Aun así, se producen para el fisco impuestos conexos al fútbol que ayudan en algo; pero en sí, el fútbol sigue siendo lo que algunos contadores llaman “un gran lavadero” de negocios legalmente establecidos, quienes utilizan al deporte como medio para pagar menos impuestos.

Las cifras en el fútbol no están disponibles y son firmemente protegidas, tanto por los presidentes de los equipos como por Hacienda.

“No podemos revelar cifras porque son parte del secreto fiscal,” dice Nora Caballero.

Lo cierto es que, dentro de la contabilidad más sencilla, los egresos no checan con los ingresos; y al final de cuentas, el fútbol es una “inversión social a largo plazo”, cuyos costos son minimizados con la quita fiscal.

Y es Ahí donde está la verdadera ganancia.

Jugadores, no trabajadores

La existencia de dobles contratos para los jugadores, por parte de todos los equipos de fútbol y avalada por la Femexfut; es una práctica ilegal para evadir impuestos, pero es común, dice José María Huerta, presidente de la Asociación de Futbolistas Profesionales (AFP).

Huerta, quién trata de sindicalizar a los futbolistas y asegura tener una inscripción individual de 900 jugadores, tanto en activo como en retiro, explica que, por un lado, se hace un contrato legal por un sueldo bajo para el jugador; y por el otro, se le otorga una “prima” alta; la cual cubre el verdadero sueldo que el jugador gana.

Un ejemplo es el jugador Cuauhtémoc Blanco, del América, quien gasta como millonario; pero en la nómina del club gana 31 mil pesos mensuales. En El América no revelan cuánto gana verdaderamente “Cuau”, pero se dice que son 150 mil dólares mensuales.

Dentro de esta opción, cuando el jugador se separa, o es separado del equipo, se le liquida de acuerdo con el contrato legal entregado a la Femexfut y al SAT.

En un caso reciente, el jugador Octavio Mora demandó a La Universidad Autónoma de Guadalajara, equipo que le adeudaba, según el, medio millón de dólares.

Mora tuvo la osadía de demandar en un juzgado civil al equipo, causando una verdadera consternación dentro de la Femexfut. De hecho, el caso la obligó a formar la Comisión de Conciliación y Resolución de Controversias, que preside el abogado Francisco Rocha Bandala, la cual dirime todos los problemas económicos entre jugadores y clubes.

La demanda de Mora fue finalmente negociada por Rocha Bandala entre el club y el jugador, recibiendo Mora aproximadamente -nunca se reveló la verdadera cantidad- unos 300 mil dólares.

Desde entonces, el presidente Alberto de la Torre repite, cada vez que puede, “el que demande por lo civil quedará desafiliado de la Femexfut; lo dice la FIFA, no lo decimos nosotros.”

Según José María Huerta, la FIFA no ha dicho nada al respecto y la desafiliación es utilizada tanto por los directivos como la Femexfut, como arma de intimidación.

La integración de un sindicato de futbolistas es aún un sueño lejano, pues la Secretaría del Trabajo dice no tener competencia para otorgar el permiso al sindicato de Futbolistas Agremiados de México; porque, simplemente, en la Ley Federal del Trabajo los futbolistas no caben dentro del rubro “trabajador”.

Huerta espera ahora una resolución de la Suprema Corte de Justicia para que se le otorgue el permiso como “gremio” (término, por cierto, inexistente en la Ley Federal del Trabajo) y asegura estar en pie de lucha; hasta lograr proteger a todos los futbolistas “trabajadores”, con contratos legales.

Caso Colibríes

Al final de la temporada de primavera del 2003, el club Colibríes de Cuernavaca descendió a la División A”, debido a un mal desempeño.

La franquicia del club había sido comprada por la empresa Líneas Aéreas Internacionales, S. A. y la sostuvo durante una temporada.

En junio, justo al final de la temporada, LAI se declaró en quiebra y, de paso, no liquidó un adeudo con los jugadores; quienes quedaron en total desprotección.

Aún a principios de octubre, la Femexfut trataba de encontrar solución al conflicto; aunque la franquicia ya fue vendida a Jaguares de Chiapas. Este equipo pagará en abonos los sueldos caídos.

Este asunto ha consternado al ex portero Félix Fernández, presidente de la Comisión de Jugadores, quién sugirió a José María Huerta, de la AFP, la organización de un juego de beneficio para los jugadores de los Colibríes.

La respuesta fue “un rotundo no”.

Huerta alega que los derechos laborales de los jugadores fueron violados tanto por LAI como la Femexfut, y exige la liquidación.