13/Dic/11 09:16
La vergüenza de los mínimos
El caso del salario mínimo es una muestra de la disfuncionalidad de nuestras reglas
Ciudad de México.- El viernes pasado se estableció que el incremento para 2012 fuera de 4.2 por ciento para las tres zonas salariales.
Así por ejemplo, éste será de 62.33 pesos diarios en la Ciudad de México o de 60.57 en Guadalajara o Monterrey, por citar sólo las ciudades más grandes.
El promedio aritmético de las tres zonas es de 60.66 pesos diarios, equivalentes a 1 mil 819 pesos al mes.
¿Y por qué tiene que haber un salario mínimo?
Pues porque la Constitución lo dice. El Artículo 123 establece que 'los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer la educación obligatoria de los hijos'.
Antes de que suelte la carcajada, le doy el siguiente dato. De acuerdo con la Coneval, el organismo legalmente responsable de la medición de la pobreza, el nivel de ingreso mínimo requerido para no estar debajo de la línea de bienestar es de 2 mil 218 pesos mensuales per cápita en las zonas urbanas y de 1 mil 402 en las zonas rurales.
Considerando que los hogares fueran en promedio en México de cuatro personas, el salario mínimo debería ser de 5 mil 608 pesos al mes para las zonas rurales o de 8 mil 872 pesos en zonas urbanas.
Así que podemos estimar que el salario mínimo está por abajo de lo requerido en 79 por ciento en las ciudades y 68 por ciento en las zonas rurales.
Pero ya nadie se escandaliza de que año con año exista una flagrante violación constitucional y el hecho se explica con generalizaciones como la que dice que nadie gana el mínimo.
Según el IMSS, son alrededor de 400 mil personas; pero según el Inegi, son 2.8 millones de personas, que son algo más que 'nadie'.
El fondo es que, al margen de que sí haya estratos sociales que reciben un solo salario mínimo, éste se ha convertido en una 'unidad de cuenta' para multas, créditos, impuestos, etc.
Y el incremento otorgado se toma como referencia para muchos otros aumentos.
Entonces el pragmatismo económico nos dice que no importa que se viole tanto la letra como el espíritu de un artículo constitucional, sino que el sistema no se vaya a trastornar con un incremento excesivo de esa unidad de cuenta que es el minisalario.
Y tampoco existe entre ningún partido político la valentía de decir: dejémonos de simulaciones y vamos a reformar la Constitución para que la redacción corresponda con la realidad y el mínimo actual sea denominado algo así como salario de referencia y se establezca un mínimo de verdad que sea determinado no por redacciones irreales sino con criterios estrictamente técnicos y mediante el jaloneo político.
Sé que este planteamiento va a ser completamente inútil porque es inimaginable que en tiempos electorales alguien se atreviera a plantear reformas al Artículo 123.
Las mafias sindicales, especialmente las vinculadas al PRI, pondrían el grito en el cielo y amenazarían con no votar por los candidatos que cometieran ese sacrilegio.
Lástima que se olviden de que la mayor parte de los 50 millones de personas que forman la PEA en México no están en ningún sindicato y en un alto porcentaje tienen un ingreso que las coloca por abajo de la línea del bienestar.
Triste Realidad!!!!!!
'Quienes se creen extremadamente inteligentes son tontos con complejos reprimidos'. Claudia Cardinale
