“Ser buen fiscalista no es ser un buscador de lagunas en la ley y beneficios de ello, ser buen fiscalista es ser tener, entre otras cosas, el conocimiento de las mismas y de proponer a las personas que toman las decisiones las alternativas legalmente viables, adicionando nuestro juicio de valor de si la ejecución de las estrategias es ético en función de la sociedad como un todo”.
Sin ánimo de causar polémica, es solo un punto de vista muy particular, sin pretender ser poseedor de la verdad absoluta, por ello, me mantengo la reserva de sus mejores comentarios.
Lo importante no es saber, sino tener el teléfono del que sabe.